Escrito por el Colectivo Marambio

EL 10 DE DICIEMBRE FESTEJAMOS, EL 11 EMPEZAMOS A REMAR HASTA QUE…..

Asumió su cargo de presidente hace menos de cuatro meses: país fundido, con una deuda externa impagable, con el PBI en franca caída y con la desocupación en franco crecimiento, con la pobreza empujando al hambre a millones de los que menos tienen, en un mundo hostil hegemonizado por la derecha. Asumió en medio de una pandemia de escala planetaria: la constituida por el neoliberalismo. Para hacerle frente a esta situación se preparó: había que rescatar rápidamente de la miseria a los amenazados por el hambre, negociar la deuda externa acordando o imponiendo postergaciones de pagos, plazos de gracia y recorte de intereses, generar las condiciones para revitalizar la producción industrial nacional, apuntalar a las PYMES, rescatar a la comunidad científica del ostracismo al que la relegó el macrismo, apuntalar la política de memoria, verdad y justicia amenazada por el negacionismo. Parecía titánico y para colmo …. apareció el virus.

PANDEMIA SOBRE PANDEMIA: PANDEMIA AL CUADRADO

El corona virus puso el mundo de cabeza: en pocos meses cientos de miles de contagiados, miles de muertos, sistemas de salud colapsados en los países desarrollados que hasta hace poco eran el ejemplo de progreso para ignorantes gurúes de la economía, países en los que el personal de salud se vió obligado a aplicar un extremo darwinismo social enterrando los postulados mínimos y básicos del humanismo del que fueron cuna. Un microorganismo determinando una crisis económica en desarrollo de dimensiones históricas que a diferencia de la del 2008 parece tener su origen en la economía real con la paralización de las “líneas de producción globalizadas” y desde ella trasladarse brutalmente al sistema especulativo-financiero, un microorganismo poniendo en evidencia la fragilidad de la humana construcción neoliberal. En medio de tamaño descalabro sistemas políticos y gobernantes conservadores perdidos como turcos en la neblina e incapaces de encontrar respuestas para contener o atenuar los efectos de ésta pandemia que amenaza con llevarse puesto los dogmáticos postulados del capitalismo anárquico y descontrolado sobre los cuales cimentaron su poder.

Un mundo no imaginado un par de meses atrás, cambiante día a día y con la necesidad de encontrar respuestas en medio de la incertidumbre que implica lidiar con lo no conocido: el COVID 19. Y Alberto se planta para dar con la talla que el desafío demanda y de tener éxito sus políticas, trascender la coyuntura y proyectarse hacia la historia: priorizando la vida por sobre la economía, ubicando al Estado en el centro de la escena como garante de la salud pública y de los derechos mínimos de los desposeídos, preparando la infraestructura hospitalaria para hacer frente al pico de contagios mientras con la cuarentena gana tiempo ralentizando la curva de crecimiento de los mismos. Un Estado presente garantizando un piso de ingresos universal para transcurrir la etapa de aislamiento de la forma menos dolorosa, con un conductor que llama miserables a los miserables mientras se legisla para evitar despidos, se fijan precios máximos y con una administración pública con escasos recursos, se procura controlar su cumplimiento, se avanza hacia la aprobación de un impuesto extraordinario a las grandes fortunas. Humanidad en un mundo profundamente inhumano, en definitiva peronismo explícito de exportación.

CAMINANTE NO HAY CAMINO, SE HACE CAMINO AL ANDAR…

Con el pragmatismo necesario para superar dogmatismos paralizantes pero con la brújula direccionada hacia el norte de salvar la mayor cantidad de vidas frente al ataque del virus y de garantizar un piso de subsistencia mínimo para los más castigados por la crisis, el conglomerado político denominado Frente de Todos avanza. Lo hace ganando adhesiones a niveles insospechados pero a la vez perfilando un espacio opositor duro y posiblemente marginal (que ni siquiera abarca en forma completa al núcleo duro del macrismo) pero con capacidad de dañar: desmoralizando cacerola en mano, amenazando con miles de telegramas de despido o fomentando la desobediencia fiscal, siempre soportados por los medios de comunicación concentrados y su ejército de periodistas mercenarios siempre dispuestos. Éstos últimos, carentes de cualquier reserva solidaria y de empatía con los afectados actuales y posibles futuros, continúan ejerciendo cabalmente su función de desinformar, marcar agendas y tratar de torcer el rumbo que toma el gobierno en estos momentos tan sensibles: el ejemplo máximo es la presión que ejercen sobre el levantamiento de la cuarentena en favor de la continuidad de los negocios de los grupos concentrados y para que rápidamente vuelva a funcionar la maquinaria financiera mientras se preparan para resistir la implementación de cualquier medida que afecte aun mínimamente sus fortunas personales.

Para no generar un campo propicio para que el reagrupamiento de la derecha avance y comience a encontrar una base social de sustentación más importante que la actual, es vital evitar cometer errores previsibles y por lo tanto evitables como el del viernes 3 de abril con la aglomeración de jubilados en las instituciones bancarias mostrando cierta desaprensión o indolencia por parte de algunos funcionarios nacionales y municipales -ni hablar de los bancos-, poniendo en cuestión el núcleo de la política de resistencia al avance del virus o el pago de sobre-precios en la compra, por parte del estado, de artículos de primera necesidad para comedores y merenderos en barrios carenciados.

Existen altas probabilidades de salir airosos de la pelea contra la pandemia viral. En caso que la tendencia se ratifique, no debemos perder de vista que la pelea que sigue será más difícil: la pandemia neoliberal está instalada desde hace muchos años y ha sido hegemónica en lo transcurrido del siglo XXI.

“El Coronavirus es el primer eclipse serio del dominio norteamericano, que ya no parece disponer de ninguna idea de Civilización. Queda por ver cómo los países emergentes, los únicos aún capaces de una invención política distinta, son capaces de reinventar un justicialismo del siglo XXI, socialista en la distribución del ingreso, soberano con respecto a las experiencias de lo Común: el medio ambiente, la salud pública y la educación y que sepa radicalizar la democracia esquivando las derivas neofascistas que ahora más que nunca disputan el sentido de la experiencia de la Patria y el Otro que la sostiene.” Jorge Alemán, psicoanalista y escritor.