Por Alejandro Goldín

La nueva "moda"  de la indulgencia, complacencia o comprensión con Menem y su década infame

Desde hace meses percibo con preocupación y bronca como algunos comunicadores supuestamente "progres" o peronistas tienen una mirada indulgente, complaciente o al menos comprensiva con la década menemista. Los leo o escucho y recuerdo a José Nátanson definiendo al macrismo como la derecha moderna y democrática o a Emanuel Álvarez Agis convertido en consultor del empresariado, amigo de Tenembaum y planteando que la solución es devaluar, aumentar retenciones, tarifas y salarios y abrir las importaciones mientras sostiene que políticamente es imposible.

 

Ese ruido que desde hace ya muchos meses me hace la mirada complaciente e indulgente con la década menemista, incluso de muchos compañerxs peronistas, se agudizó cuando me enteré que Leo Sbaraglia protagoniza una serie sobre el ex presidente riojano autorizada por su familia. Y directamente se convirtió en estruendo ante este escenario electoral  en el que dos candidatxs de extrema derecha pujan por entrar al balotaje. Dos candidatxs de extrema derecha que representan diferentes facciones neomenemistas recargadas con autoritarismo y negacionismo. Bullrich con Melconian como su showman económico son la continuidad de la Fundación Mediterránea que con Cavallo a la cabeza gobernó entre 1991 y 1995. El mediático Melconian es quién cuando en 1981 Cavallo estatizó la deuda externa privada en pesos hizo lo propio con la deuda privada en dólares, beneficiando a un grupete de ultra millonarios. La familia Macri entre ellos. Milei encabeza la fracción neomenemista encabezada por Roque Fernández, quien fuera ministro de Economía de Menem entre 1995 y 1999, y Carlos Rodríguez. Ambos del CEMA (Centro de Estudios Macroeconómicos de Argentina) think tank ultra ortodoxo de extrema derecha.

La década menemista tuvo consecuencias coyunturales terribles como la destrucción del aparato productivo y del trabajo, a nivel que el desempleo se multiplicó y al final del mandato de Menem rondaba en el 20%;  y pocos años después cuando voló por los aires el modelo neoliberal en diciembre del 2001 llegó al 24%.  La década menemista provocó daños económico, sociales, culturales muy profundos, algunos de ellos estructurales que perduran después de más de 20 años. Durante la década del 90 el tándem Menem-Cavallo privatizó todas las empresas públicas estatales, como por ejemplo YPF, Aerolíneas Argentinas, SEGBA, ENTEL, AySA. También los ferrocarriles, cuya red se redujo de 35 mil kilómetros a 8 mil. Además privatizó el sistema de jubilación creando la estafa de las AFJP y  consagró algunas de esas transformaciones regresivas mediante una reforma constitucional pactada con Alfonsín y la UCR en la que se provincializaron la educación, la salud y los recursos minerales. Como frutilla del postre consecuencia de una política exterior de relaciones carnales con Estados Unidos, Argentina sufrió dos atentados terroristas y para encubrir el contrabando de armas a Ecuador, se hizo estallar la fábrica de armas en Río Tercero en el que murieron siete personas y la ciudad quedó destruida.

Menem fue parte de la contrarrevolución conservadora mundial encabezada por Reagan, Thatcher y el Papa Juan Pablo II y lo peor de todo eso es que lo hizo abrazado a Isaac Rojas, Bunge Born y la familia Alsogaray pero en nombre del Peronismo.