Escrito por Miguel Rodríguez

¿Cómo puede Macri conservar un 30 % de intención de voto - 40 % en CABA- en el marco del ajuste bestial que determina que al cabo de 3 años de gobierno neo-liberal los salarios de los trabajadores activos y de los jubilados pierdan más del 13% del poder adquisitivo que tenían a fines del 2015, que la inflación acumulada supere el 100 %, que el PBI caiga más de 3 puntos, que la deuda externa se haya disparado de un 40-45% a más de un 90 % del PBI –y la enumeración podría continuar ocupando hojas enunciando retrocesos económicos, pérdida de derechos y avasallamiento de libertades democráticas-?. Nos hacemos la pregunta quienes, formando parte de los directa o indirectamente afectados por la injusticia económica, el cipayismo político, la violencia institucional y el retroceso del estado de derecho… no lo aceptamos, nos revelamos, nos indignamos. 

 

A tiempo debemos reflexionar e intentar entender los motivos por los cuales es importante el espacio de intersección de dos conjuntos: el de los afectados y el de los potenciales votantes del macrismo.Seguramente las razones son múltiples y complejas, sin embargo, no ocupa un lugar menor la eficiencia de la construcción política del neoliberalismo en lo que hace a la generación de un sentido común individualista, anti-solidario y anti-político en su núcleo duro extendido. Sentido común que no puede ser fácilmente penetrado por la pérdida de derechos sociales y políticos y tampoco por la pérdida de capacidades económicas  en el marco de la crisis.
 
Dijo Cristina en su intervención en CLACSO en Ferro: “el neoliberalismo es mucho más que una teoría económica, el neoliberalismo es una construcción política del capitalismo perfectamente adaptada a su etapa actual de desarrollo”.
 
Los capitostes del PRO parecen intuir que lo afirmado por Cristina es correcto y parapetados desde esa fortaleza, provocan. Como muestra un par de ejemplos:
·         el ministro de Economía Nicolás Dujovne se ufana de haber podido imponer un ajuste brutal sin que la continuidad del gobierno se vea dramáticamente afectada
·        el diputado Luciano Laspina va un paso más allá al animarse a decir que “lo que sería inédito y se va a dar, es que en medio de la recesión y la consiguiente caída del PBI, con mayores índices de desocupación y una inflación todavía desenfrenada, los perjudicados nos sigan apoyando, entendiendo que estamos haciendo lo que hay que hacer y que lo que está pasando es que nos ha tocado a nosotros pagar el despilfarro de la fiesta populista”

 

II – Sin embargo……la cosa no está tan mal

En el mismo encuentro de CLACSO escuchamos a Garcia Linera expresar: “se agotó la narrativa y se agotó el combustible de la acumulación neoliberal que surgió en los años 70. La lógica de un mundo dirigido a procesos cada vez más globalizadores y de aperturas de fronteras que se supone que iba a generar bienestar y progreso para todos, no funcionó. Los primeros malestares aparecieron en América Latina donde las fuerzas progresistas intentaron dar una respuesta a ello. Pero después vimos cómo llegaron los descontentos a las articulaciones centrales de la economía mundial. Lo vimos en Grecia, España, Francia e Italia y últimamente en Gran Bretaña con el Brexit y en Estados Unidos con Trump. Entonces, la idea de que la globalización era el medio mediante el cual la humanidad iba a progresar fracasó, es una promesa fallida”.

Hacia octubre de 2017, apenas un año atrás y terminadas las elecciones de medio término, el camino hacia la reelección de Macri parecía expedito y el bloque de poder que lo sostenía consolidado. Un partido de derecha capaz de ganar elecciones, sectores del poder económico concentrado apoyando monolíticamente (en particular el campo y los monopolios energéticos) y el partido judicial actuando en sintonía fina con el ejecutivo en función de demonizar, estigmatizar, amenazar, reprimir y proscribir a militantes y ex – funcionarios del gobierno popular y con particular encono a su líder. Envalentonados por el respaldo electoral y la escasa reacción popular frente a la amenaza del estado de excepción permanente, pretendieron profundizar su acción de gobierno impulsando la reforma previsional, la reforma laboral y la reforma impositiva. La reforma previsional dejó las primeras heridas en la alianza gobernante que comenzó a pagar costos políticos al no poder frenar la reacción popular en las calles, a pesar de haber desatado una feroz represión. La reforma laboral y la impositiva fueron cajoneadas a la espera de una coyuntura más favorable.

Posteriormente, se desata la crisis económica en la que aún navegamos, originada en crisis de financiamiento y rápidamente reforzada como crisis cambiara, inflacionaria, de recesión y consiguiente caída del PBI. Comienzan entonces a hacerse palpables fisuras que hacen estallar la imagen monolítica del bloque de poder que servía de base de sustentación del gobierno. El macrismo en el proceso de gestión (o desmanejo) de la crisis, cediéndole el comando de la economía a los técnicos del FMI, pierde apoyos dentro de su propio espacio al dejar de lado reivindicaciones que éstos sectores sienten como propias. Así:

  • genera malestar con el “campo” cuando al cerrar las negociaciones con el FMI amaga con recomponer parte del esquema de retenciones a las exportaciones agropecuarias que habían eliminado a los pocos días de asumir. Para colmo en el proceso de reorganización de ministerios, degrada el área de agricultura a secretaría
  • sectores de la industria cuyas ganancias se explican más por sus vínculos con el consumo en el mercado interno que por las exportaciones, viven azorados las políticas de ajuste que deprimen aceleradamente la capacidad de compra de la población y la imposibilidad de acceder al crédito por tasas de niveles usurarios sólo adecuadas para la especulación financiera en gran escala
  • la pequeña y mediana empresa, frente al cierre diario de decenas de comercios y talleres, comienza a manifestarse en inéditas protestas unitarias de las distintas cámaras y asociaciones que las nuclean
  • se enfrenta con sectores sindicales conciliadores que mantuvieron una actitud pasiva frente a la incesante pérdida de derechos desde el principio del gobierno macrista, sin recibir recompensas mínimas (eliminación del impuesto a las ganancias aplicado a los ingresos salariales) o invitaciones a sentarse al menos en el rincón más alejado de la mesa en la que se toman las decisiones. A propósito: también degradan el Ministerio de Trabajo a Secretaría
  • empresarios miembros de la “patria contratista” que conforman el daño colateral no deseado de los cuadernos de Centeno, quedan salpicados en causas de corrupción de existencia real pero con nulo sustento cuando de involucrar a Cristina se trata. En el marco del ajuste brutal es la obra pública la que sufre los mayores recortes, lo que implica afectación judicial de las altas direcciones de las empresas y también afectación económica al cerrarse el grifo que constituía el rubro ingresos más importante de sus balances
  • sectores políticos “opo-oficialistas” que comienzan a adquirir una actitud más claramente opositora frente a la imposibilidad de apoyar las medidas regresivas de Cambiemos sin dinamitar su poco, regular o potencial sustento electoral
  • internas calientes dentro de Cambiemos con los aliados radicales, frente al ninguneo al que son sometidos los boinas blancas cuando de tomar decisiones de gobierno se trata. El radicalismo que forma parte del oficialismo suele posicionarse a la derecha del PRO en las provincias que gobierna, por lo cual no parece existir posibilidad de que la alianza Cambiemos se rompa por éste lado, sin embargo al haberse transformado el partido en una federación de partidos provinciales conservadores parecen generarse ruidos internos cuando las políticas de ajuste comienzan a impactar de lleno en las bases electorales de los herederos de Alvear
  • el poder judicial que actúa más allá de los límites que los operadores judiciales y los funcionarios más políticos del gobierno consideran recomendable. Torpezas como el avance sobre la Corte Suprema con la elección de Rosenkrantz como presidente, generó el abroquelamiento de la mayoría de los supremos contra las decisiones del presidente de la Corte/representante PRO/vocero judicial del grupo Clarín, dinamitando la posibilidad que el máximo órgano de decisión judicial juegue como orientador, soporte y límite de la actuación de los impresentables jueces y fiscales que transitan diariamente los tribunales de Comodoro Py
  • sectores medios urbanos que pierden poder adquisitivo y derechos naturalizados durante los 12 años de gobierno popular

III-Pero, surfeando la crisis……algunos siguen acumulando

En su faceta económica, el estado de excepción en el que vivimos desde la asunción de Macri, se ha manifestado durante el 2018 en forma extrema a través de la crisis y ésta situación parecería va a prolongarse durante 2019.

María Dolores Béjar en su libro “Historia del siglo XX” señala: “al momento de concluir este libro –promediando la segunda década del siglo XXI- el panorama es muy incierto. Casi todos los gobiernos europeos han decidido reducir el déficit fiscal y que el trabajo cargue con los costos de unos niveles de deuda pública que en dos años, para salvar la crisis financiera, han registrado incrementos fabulosos. El ajuste, que puede parecer una locura porque agiganta las posibilidades depresivas, tiene una racionalidad de fondo: dejar caer a los sectores capitalistas débiles para facilitar la recuperación de los capitales más concentrados y vigorosos. Ésta vía se apoya en el principio de la “destrucción creativa”: eliminar a los competidores para contrarrestar la caída de las ganancias y reiniciar el ciclo de inversiones. Sin embargo desde el fin de los años dorados las oleadas destructivas se han sucedido unas a otras provocando significativos retrocesos en la calidad de vida de millones de seres humanos y, aunque el mundo es mucho más rico que en aquel periodo, los momentos creativos han sido breves y el desorden mundial por momentos roza el caos”.

Coincidiendo con lo señalado por Béjar se debe tener en claro que hay sectores de la derecha que en medio de la crisis acumulan poder “económico” y que actuarán condicionando el proceso de salida de la etapa de restauración del neoliberalismo en el país, sobre todo si el mismo es encabezado por alguna expresión del campo popular. Bancos, especuladores financieros, monopolios energéticos y en menor medida el campo sojero son los ganadores de la etapa.

Ricardo Aronskind, en una nota escrita y publicada en el sitio http://www.elcohetealaluna.com/, a principios de en diciembre, titulada:
“2019, entre lo real y lo imaginario”, señala:

No es una novedad que la visión de la economía del sector financiero ha ido desplazando a la mirada de otros sectores empresariales de la discusión pública, para no hablar de la perspectiva de los asalariados sobre las carencias del actual modelo distributivo.

En los principales medios, la única información económica ronda en torno a la cotización diaria del dólar, a la suerte de las licitaciones y vencimientos de diversos títulos públicos (LELIQs, LEBACs, LETES, BOTES, etc.), a los inextricables avatares del riesgo país, a la evolución posible de la astronómica tasa de interés oficial, o del movimiento de los depósitos en los bancos. Para ampliar el panorama, se incluyen a veces los movimientos de la tasa de interés de los Estados Unidos, los vaivenes de los indicadores bursátiles de Wall Street y eventualmente el último chisme de la “guerra comercial” entre Estados Unidos y China.

Pareciera que con eso alcanza para tener un panorama de la economía y del mundo, y para contar con los principales datos para la toma de decisiones.

Pero lo único que se obtiene es un panorama circunscripto al mundo financiero, a las principales variables que definen las rentabilidades de las distintas opciones financieras y a las piruetas a realizar para capturar los activos que prometen mayores beneficios. Además, esa forma de informar, nos hunde en una visión de hiper corto plazo, que aniquila cualquier posibilidad de razonar sobre el rumbo general en el cual está inmersa la sociedad.

Se perdió de vista nada más y nada menos que el mundo real, que es donde se produce la riqueza. El mundo de la producción de bienes y servicios es donde se define la base del bienestar o malestar de la sociedad, la prosperidad o no de los habitantes, la capacidad del país para intercambiar equilibradamente con el resto del mundo. Se ha vuelto tan irrelevante que se lo ha suprimido prácticamente de la consideración mediática.

Mientras esperamos el advenimiento de la nueva oleada popular, el neoliberalismo destruye aceleradamente y dirigiéndose hacia los cimientos lo que laboriosamente se pudo edificar durante 12 años de políticas redistributivas, de dignificación del trabajo, de recuperación, ampliación y adquisición de derechos. Sin embargo la derecha que nos gobierna sigue siendo eficiente en las lides de sostener una política comunicacional agresiva y efectiva que aleja la discusión de lo “real”, presentando como logros la momentánea estabilización del valor de dólar o que la inflación baje de 40 a 30 puntos. l

IV-Hoy no podemos perder …… y en el 2019 tampoco

El triunfo de Bolsonaro en Brasil pospone -mientras dure su gobierno- la posibilidad del comienzo de una nueva o segunda oleada revolucionaria en la región. Mientras emergentes en otras latitudes del fracaso económico del neoliberalismo cuestionan la apertura comercial indiscriminada y la irreversibilidad de la globalización, Bolsonaro se muestra como un emergente atípico que combina un credo neoliberal anacrónico con el preocupante condimento de exhibirse como abiertamente racista, homofóbico, reivindicador de la dictadura y punitivista extremo incorporando a su “universo delincuencial” a organizaciones sociales y políticas populares y de izquierda, siendo a pesar de ello o, lo que es peor, por ello, exitoso electoralmente. Personajes de la calaña de Macri o Piñera son enemigos manifiestos de cualquier política redistributiva o igualitaria, mediante los estados de excepción ponen de manifiesto su escasa vocación democrática, estigmatizan a la oposición pero se cuidan de aparecer como abiertamente antidemocráticos. El advenimiento de Bolsonaro posiblemente los libere de ataduras, sobre todo si se convencen que la posibilidad de darle continuidad al proyecto neoliberal radica en “bolsonarizar” su discurso y acción, morigerando las “preocupaciones” populares vinculadas al devenir económico mientras naturalizan la permanente pérdida de derechos, colocando en el centro del debate la cuestión del orden y la seguridad –llevando el estado de excepción a un nivel superior en el cual todos somos, antes que nada, culpables; y matar “sospechosos” por la espalda o linchar a un ladrón de chocolates son acciones que merecen el reconocimiento y la aprobación popular-.

El despliegue represivo del G20 pone de manifiesto que la política de seguridad del macrismo tiene como pilar la fuerza bruta y como relato reimponer la idea del combate contra el enemigo interno, que hoy aparece borroneado pero siempre detrás de imágenes que remiten a la movilización popular contra el ajuste, a las organizaciones políticas y sociales que la motorizan y forman parte del espacio consecuentemente opositor. La ciudad sitiada, el despliegue de miles de efectivos pertrechados para la guerra, los instrumentos represivos diseminados en gran parte de la geografía porteña son un mensaje no sólo para supuestos comandos terroristas internacionales sino y fundamentalmente para el pueblo argentino, para los que luchan y se movilizan para poner un freno a la acción depredatoria del macrismo. El oficialismo se bolsonariza con lo cual se despoja de su careta democrática especulando con que la mano dura “garpa” y constituye el camino que les permitirá atraer hacia su espacio a una parte de la población ganada por la antipolítica.

Es claro entonces que un triunfo de Cambiemos en el 2019 no solo significaría la continuidad de cambios estructurales estratégicos de la matriz productiva y redistributiva del país sino también retrotraer el debate democrático a un estadio casi pre-dictatorial dinamitando las políticas de memoria, verdad y justicia, naturalizando la represión abierta como mecanismo de control social y arrinconando la participación y las representaciones populares en los márgenes de la acción política sin posibilidad de incidencia sobre las decisiones y acciones de los dueños del poder.

V - Y las elecciones están cerca, a la vuelta de la esquina…..

Chantal Mouffé nos advierte: “Atravesamos una crisis de la hegemonía neoliberal, esa crisis puede dar lugar a varias salidas, una que va hacia gobiernos más autoritarios que van a restringir la democracia y ese es el caso en que gane el populismo de derecha. Pero si bien eso es cierto, también abre la posibilidad a una extensión de la democracia. Eso depende de la actitud de las fuerzas de izquierda, las fuerzas progresistas. Yo estoy fuertemente en contra de considerar a los populismos de izquierda y de derecha como las dos caras de una misma moneda antidemocrática.”

Frente a las perspectivas que plantea un nuevo triunfo macrista no quedan dudas acerca de la imperiosa necesidad de construir un frente electoral que los pueda derrotar en las urnas, lo que debe constituir la centralidad de cualquier acción política opositora.

Dice Álvaro Garcia Linera en una parte de su ensayo “¿Fin del ciclo progresista o proceso por oleadas revolucionarias?”: “Me atrevo a pensar que estamos ante el fin de la primera oleada y que estamos viviendo un repliegue cuya duración se extenderá por meses o años. No lo sabemos con precisión. Sin embargo, está claro que como se trata de un proceso que aún no ha agotado su potencial ni resuelto las causas más profundas que lo llevaron a manifestarse, tendremos una segunda oleada que intentará ser el escenario de resolución de las demandas y necesidades históricas que permitieron el estallido de la primera y que todavía no han sido ni serán satisfechas en el escenario de este repliegue restaurador.”-refiriéndose a los procesos populares que ocuparon el poder en el sur de América desde comienzos del siglo XXI-.

Si interpretáramos en forma lineal lo afirmado por García Linera podríamos pensar a la luz de los resultados de los gobiernos derechistas que reemplazaron a los gobiernos nacionales y populares, que el advenimiento de la segunda ola es inminente. Sin embargo, como mencionamos en párrafos precedentes, triunfó Bolsonaro en Brasil y nombró como ministro de economía a un neoliberal cabal que propone profundizar las políticas de masiva destrucción de derechos de Temer y su banda. Aun cuando en el 2019 ganara en nuestro país una opción consustanciada con las políticas nacionales y populares del kirchnerismo, no se podría hablar de segunda oleada con Brasil remando en sentido contrario.

En éste marco, la centralidad de Cristina es indiscutible y el debate -como no podría ser de otro modo- gira en torno a la conveniencia o no de su candidatura.

Antes de manifestar una posición tajante al respecto preferimos señalar algunos ejes que delimitarán el alcance del debate electoral y que en un proceso de debate que debería ser horizontal, pueden ayudar a clarificar posicionamientos frente a la discusión interna del espacio nacional y popular y frente a la sociedad en su conjunto.

  • No hay nueva oleada inminente en la región, lo que se juega en el proceso electoral de 2019 no es el” vamos a volver” sino el cómo hacer para que los que volvieron en el 2015 se vayan antes de continuar haciendo daño
  • Cristina no sólo es la figura política más importante de los últimos 50 años y se ha ganado junto a Néstor la posibilidad de ser juzgada por la historia y no por posicionamientos puntuales o coyunturales, sino que mantiene su vigencia como única opositora con:
    • peso electoral propio que la distancia años luz de cualquier candidato amigo alternativo o competidor no tan amigo en el espacio frentista amplio
    • capacidad para “tejer”, “anudar”, “congeniar”, “atar”… en definitiva hacer política. Cristina es conducción y es bandera (recomendamos la lectura en éste mismo sitio web de las notas “Cristina no es una persona” y “CFK, el regreso”)
    • capacidad intelectual para plantear caminos de salida a la situación que quedará post años de restauración neoliberal y que comenzó a explicitarlos en sus últimas intervenciones en el Senado y en su disertación en CLACSO –la inclusión del “feminismo” como una nueva característica del movimiento nacional, popular y democrático, construcción de una fuerza política que tenga como centralidad la categoría de pueblo y sea superadora de la dicotomía izquierda-derecha (polémica), la necesidad de profundizar la democracia permitiendo que los que ejercen el poder popular delegado mediante el voto concentren un porcentaje mayor del poder real, dejando abierta la posibilidad y necesidad de una reforma constitucional, etc.
  • Los neoliberales vernáculos, como ya lo dijimos anteriormente en la presente nota, son eficaces comunicacionalmente y conservan una alta capacidad de articulación con lo peor de Comodoro Py. Por ende cuadernos, coimas, bóvedas, containers, procesamientos y pedidos de desafuero repetidos pueden poner techo a las posibilidades electorales de Cristina, ya que una parte de los votantes, especialmente en los grandes centros urbanos, es penetrada por las denuncias de corrupción y desde una manifestación moral primaria de la mano de cierto darwinismo social en boga (nos roban a nosotros y parte de lo que roban se lo entregan a los planeros), rechazan la posibilidad de votar al kirchnerismo
  • Al fogonear hasta el hartazgo el discurso de la corrupción de sus antecesores y alentar la acción punitiva descontrolada de Comodoro Py, el macrismo escupe hacia arriba y el gargajo termina derramándose sobre su propia frente. Las denuncias de corrupción cruzan a las figuras más importantes de Cambiemos empezando por el propio Macri. A pesar de la protección mediática y de jueces, fiscales y cámaras pueden terminar nadando en el mismo lodo en el que pretenden ahogar a Cristina, sus ex - funcionarios y/o simpatizantes
  • La derecha, aún la menos lúcida representada por Macri y sus amigos, pone a los sectores y las representaciones populares frente a la paradoja de tener que romper con la posibilidad de ser identificados como fuerzas “restauradoras” o, en el peor de los casos, “conservadoras” de cara a la sociedad, bien por limitarse a defender conquistas económicas y sociales del gobierno popular bien por sostener el status quo democrático consolidado desde el 83 hasta nuestros días. Lo anterior plantea la posibilidad crítica de que el PRO y sus aliados vuelvan a disputar el espacio del cambio desde una nueva perspectiva, el cambio respecto a ellos mismos que más que cambio sería aprendizaje
  •  En el contexto anterior Cristina y el kirchnerismo serían los culpables principales de la crisis económica que atraviesa el país por haber dejado la bomba detonada: ¿cómo votar a gente que en definitiva es la responsable de la situación actual y no darle más tiempo a los que desarmaron la bomba principal a costa de dejar que exploten algunas secundarias?
  • Dijo Cristina en CLACSO que Argentina no era Brasil y en efecto existen profundas diferencias vinculadas al desarrollo del proceso de MEMORIA, VERDAD y JUSTICIA que plantea que la sociedad argentina conserva reflejos democráticos firmes como lo demostró la masiva respuesta callejera al intento de imponer el 2x1 a genocidas. Pero el macrismo intentará, como ha quedado demostrado en el despliegue represivo de acompaño al G20 y en las declaraciones de apoyo a Chocobar y demás uniformados ejerzores del gatillo fácil, igualar MEMORIA, VERDAD Y JUSTICIA con ORDEN, SEGURIDAD Y PUNITIVISMO para equiparar lo que pierda por sus posiciones antidemocráticas y reinvindicadoras de la mano dura y la represión con ganancias en aquellos sectores que ponen el tema inseguridad como su principal preocupación
  • Del 2001 a hoy siempre existió, particularmente en sectores poco politizados de la sociedad, la defenestración de la política y los políticos, cierta idea de que todos son lo mismo, que la búsqueda de alternativas debe procurarse fuera del espacio de la política y los partidos políticos tradicionales. La rebelión silenciosa que provoca el aumento de las tarifas, la inflación, los sueldos que no alcanzan, los puestos de trabajo que se pierden pueden, en parte, canalizarse en una búsqueda antisistémica por derecha

En sintésis, sobre las fisuras de la derecha, la oposición debe actuar y en el proceso de construcción de una nueva hegemonía popular, incorporar a su discurso y acción las reivindicaciones de sectores de los cuales las representaciones políticas y sociales del gobierno popular aparecieron divorciadas. Sólo así HAY 2019.